"[...] TRASLADAR LOS ASUNTOS Y CONFLICTOS SERIOS DE LO HUMANO A SUS PERSONAJES, CONFLICTOS INSOLUBLES Y DE DESENLACE MORTÍFERO."
[...]
La Madre comprime a su hijo contra su pecho. El sonido de succión cesa de pronto.
HERODES: No te preocupes. Eres joven. Pronto vendrán otros. La Madre separa al diminuto cadáver de su seno y lo deposita sobre el suelo.
MADRE: Nunca más un primogénito. ¡Nunca más éste!
HERODES: ¡Cómo me miras! Pronto no cabrás dentro del palacio.
MADRE: …
HERODES: Cada vez te haces más fuerte.
MADRE: ¡Porque tú cada vez más débil!
HERODES: ¡Cuánto te admiro, mujer!
Silencio.
HERODES: Soldado, acompáñala hasta su hogar. ¡Vigila que no diga nada!
Escena 2 Antes de salir, la Madre es detenida por el Soldado.
SOLDADO: ¡Mire, Señor, mintió! Su vientre. ¡Está preñada! ¡A éste también hay que matarlo! El Soldado desenvaina su espada.
HERODES: Pero, ¿qué haces? Ése no representa ningún riesgo.
SOLDADO: ¡No la deje salir!
HERODES: Es tan sólo una madre, ¿qué daño puede hacerle a un imperio?
SOLDADO: ¡Puede alertar al pueblo!
HERODES: ¿Y qué voy a hacer con ella? Un soldado. Con eso hasta. Que la escolte. El Soldado sujeta a la Madre.
HERODES: Anda, mujer. Nadie volverá a molestarte, es un edicto desde hoy.
MADRE: ¿Así salvas a tu pueblo? ¿Matándolo? La Madre sale custodiada por el Soldado.
Escena 3 Entra el Jefe de Herreros.
HERODES: ¿Recuerdas que te mandé llamar por la noche?
JEFE DE HERREROS: Dos veces ya.
HERODES: ¿Dos? Y la primera, ¿cómo estaba?
JEFE DE HERREROS: Entre fiebre, balbuceaba algo.
HERODES: ¿Qué decía?
JEFE DE HERREROS: Repetía... Sólo repetía... “Escuché su llanto. Hay que salvarlos. Los están matando”. HERODES: ¿Y después?
JEFE DE HERREROS: Pregunté: ¿quién? ¿Quién los está matando?
HERODES: ¿Y qué respondí?
JEFE DE HERREROS: Susurró: “un tirano. Un mandato. No lo sé”.
Silencio.
[...]
Richard Viqueira, Tragedias tempranas, Conaculta, Fondo Editorial Tierra Adentro núm 353, 2007, págs 32-33
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