Claudia Reina: Esto no es una Pipa


"LA NOVELA TRATA DE LUCÍA, UNA MUJER DIVIDIDA ENTRE SU EXISTENCIA COMO MENTE Y COMO CUERPO, PERO INCAPACITADA PARA SER LAS DOS COSAS AL MISMO TIEMPO"

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Llegó el momento en que tuve que decidir dejar de luchar, volverme loca, no sería para siempre, desmoronarme y que alguien más me levantara, recibía con escalofríos las imágenes de un hospital psiquiátrico con árboles frondosos llenos de naranjas, doctores con uniformes blanquísimos y una jeringa siempre preparada, podía sucumbir, ellos me sacarían de la locura con la pastilla diaria, el sedante, la inyección con el coctel de medicamentos que absorbería mi sangre, ya no tenía fuerza para seguir luchando, imposible continuar con la misma canción en la radio para alejar los malos pensamientos, imposible la dosis adecuada de normalidad con la que me tocaba enfrentar el mundo, había más locos en el mundo, no todos se quedaban encerrados entre cuatro paredes blancas y el delirio, el momento de entregarse llegaba, no eres tan fuerte, me decía, no puedes luchar contra ese animal milenario experto en atrapar a su presa, estabas cansada de luchar, de vaciar botellas y frascos de píldoras que sólo servían para encontrar la calma por unas cuántas horas, luego llegaba el momento de despertar, abrir los ojos y de nuevo sentir el vacío voraz en el estómago, el gran agujero en el pecho, la seguridad de que la locura te veía así como alguna vez te miraron sin descanso los múltiples ojos de un Dios, mi mente se estaba yendo, al principio me consolaba pensando que me deprimía por culpa de las hormonas, mi tristeza hormonal, pensaba, y después mi tristeza crónica, mi dolor interminable, mi desesperación provocada por minúsculos accidentes químicos, los pasos de la locura que se escuchaban cerca, entonces llegó el momento de entregarme a ella, mi escudo de sustancias químicas artificiales dejó de ser efectivo, quería convencerme: nada mejor que un doctor de ropas blanquísimas como un ángel con una jeringa salvadora en la mano para hacer que la locura no fuera más que un término de diccionario, había que convencerme de ello cuanto antes pero fallaría.

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Doctor, hay otro sueño que se repite muchas noches. Debo resolver un problema matemático. Hay gente que me presiona, dicen necesaria una respuesta, que yo soy la única capaz de dar con ella. Quisiera decirles que no es cierto, que reprobé las matemáticas cuando se ponían complejas, que mi mente nunca pudo comprender la lógica ni las operaciones abstractas, pero tengo miedo de que me vayan a hacer algo porque en sus ojos veo que harían cualquier cosa conmigo.
Hay una ecuación larguísima en un pizarrón.
Adelante, dicen, empieza. Me ponen un trozo de gis en la mano. Los números me dan vuelta en la cabeza. Adelante, vuelven a decir. Me dejan sola para que me concentre, pero ni siquiera así escribo algo. Al cabo de un rato escucho pasos amenazadores que vienen por el corredor.
El pizarrón está vacío.

Claudia Reina, Esto no es una pipa, Instituto Sonorense de Cultura, 2008, págs 52-53.
Premio Concurso del Libro Sonorense 2007, modalidad Novela

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